DISPARA, YO YA ESTOY MUERTO de Julia Navarro

Este libro narra la historia de los judíos y su sufrimiento a lo largo
de la historia así como su relación con los árabes y los graves y duros
enfrentamientos que han vivido durante años.
La novela nos cuenta la historia de Samuel Zucker, un judío perseguido, como tantos otros, que sufrió el horror en sus propias carnes por el mero hecho de ser judío. Samuel ante las sucesivas desgracias vividas a lo largo de su vida y cansado de deambular por diferentes partes del mundo sin encontrar un lugar a salvo decidió trasladarse a Jerusalén, la tierra en la que sus ancestros habían vivido durante años, para labrarse un futuro y poder tener una patria propia de la que nadie pudiese expulsarle, ese pensamiento fue el que arrastro a miles de judíos a Jerusalén.
A su llegada a Tierra Prometida, Samuel Zucker adquiere las tierras de los Ziad, una familia de árabes encabezada por Ahmed, con la que establece unos lazos muy sólidos e inquebrantables pese a las adversidades y a las diferencias políticas y religiosas entre ambos. No siendo fácil la convivencia entre ambos ya que a finales del siglo XIX se instaura la intolerancia entre judíos y árabes de manera que por algún tiempo esta amistad se rompe pero con el paso del tiempo los descendientes de Samuel y Ahmed, Ezequiel Zucker y Wädi Ziad, respectivamente vuelven a reencontrarse unidos por la fuerte amistad que sienten el uno por el otro.
Esta novela es muy compleja ya que consta casi de mil páginas donde se entremezclan muchas historias a la vez pero todas enlazadas y con un sentido muy fuerte por la amistad, la tolerancia y el respeto hacia todas las personas sin importar la religión, origen de nacimiento, ideas políticas,… y he de confesar que durante la lectura de este libro me he emocionado al leer y conocer el sufrimiento de tantas personas a lo largo de la historia, judíos y árabes fundamentalmente, por el mero hecho de creer en un Dios diferente o tener unos pensamientos políticos contrarios y en realidad lo que ambos quieren es vivir en paz y en armonía.
La novela nos cuenta la historia de Samuel Zucker, un judío perseguido, como tantos otros, que sufrió el horror en sus propias carnes por el mero hecho de ser judío. Samuel ante las sucesivas desgracias vividas a lo largo de su vida y cansado de deambular por diferentes partes del mundo sin encontrar un lugar a salvo decidió trasladarse a Jerusalén, la tierra en la que sus ancestros habían vivido durante años, para labrarse un futuro y poder tener una patria propia de la que nadie pudiese expulsarle, ese pensamiento fue el que arrastro a miles de judíos a Jerusalén.
A su llegada a Tierra Prometida, Samuel Zucker adquiere las tierras de los Ziad, una familia de árabes encabezada por Ahmed, con la que establece unos lazos muy sólidos e inquebrantables pese a las adversidades y a las diferencias políticas y religiosas entre ambos. No siendo fácil la convivencia entre ambos ya que a finales del siglo XIX se instaura la intolerancia entre judíos y árabes de manera que por algún tiempo esta amistad se rompe pero con el paso del tiempo los descendientes de Samuel y Ahmed, Ezequiel Zucker y Wädi Ziad, respectivamente vuelven a reencontrarse unidos por la fuerte amistad que sienten el uno por el otro.
Esta novela es muy compleja ya que consta casi de mil páginas donde se entremezclan muchas historias a la vez pero todas enlazadas y con un sentido muy fuerte por la amistad, la tolerancia y el respeto hacia todas las personas sin importar la religión, origen de nacimiento, ideas políticas,… y he de confesar que durante la lectura de este libro me he emocionado al leer y conocer el sufrimiento de tantas personas a lo largo de la historia, judíos y árabes fundamentalmente, por el mero hecho de creer en un Dios diferente o tener unos pensamientos políticos contrarios y en realidad lo que ambos quieren es vivir en paz y en armonía.
Beatríz Díaz del Campo Aranda, profesora de Física y Química en el I.E.S. Guadiana.