Las ánimas de las ahorcadas es la segunda parte de la trilogía de rural-thriller que Pedro Martín-Romo está montando inspirándose en leyendas de la provincia de Ciudad Real.
Más calmado y ordenado que la primera parte, La noche que nació de la tormenta, en esta segunda entrega los personajes toman cuerpo y evolucionan, se vuelven más complejos y más humanos. Teresa Lara, Nieves Morales y Ramón Toboso se ven envueltos en la investigación y resolución de varios casos de asesinato después de que aparezca una actriz colgada en el Corral de Comedias de Almagro. En esta segunda parte, el autor no solo suma más elementos sino que también los normaliza: la brujería o la importancia de la familia son algunos de ellos. Y los mezcla con temas de capital importancia social como la violencia machista, aderezados con otros de gran interés, como las enfermedades degenerativas o la extorsión. Así, va más allá de lo que sería una simple historia policíaca ambientada en una tierra que conocemos tan bien.
Pedro Martín-Romo aprovecha para sacar lustre a los atractivos de Ciudad Real y su provincia. Los más llamativos y conocidos (ya lo hizo en la primera parte con Las Tablas de Daimiel y ahora lo hace con Almagro o San Carlos del Valle), sí, pero también otros inadvertidos como Ballesteros de Calatrava (que ya es un poco "nuestro pueblo" para todos los lectores) o Granátula de Calatrava. Ha puesto intención en destacar los datos esenciales, por lo que puede leerse casi como una guía turística. Esto no solo afecta a los lugares físicos, también a los lugares sentimentales: la Pandorga, el Festival de Teatro y, próximamente, la Semana Santa.
Se nota además su gusto por salpicar de detalles sus descripciones, con el nombre de rincones y establecimientos que todos conocemos (tanto, que hasta se han hecho rutas guiadas por la ciudad), y de dotar de realismo doméstico a las escenas. Se le da muy bien también la ambientación atmosférica, no en vano es el alter ego de @meteocr y en algo se tiene que notar. Es envidiable cómo maneja los elementos meteorológicos para crear atmósfera y cargarla de significado.
Retrata también de forma llamativa el ambiente de pueblo, las costumbres, incluso la forma de hablar... Aquí me parece que tiene todavía que pulir cómo combinar ese habla de pueblo, que personalmente me apasiona, con que las explicaciones sean comprensibles para todos. En algunos casos, el tono del narrador le roba protagonismo a unos personajes maravillosos.
No quiero desvelar nada de la trama, que aguanta muy bien las 500 páginas, manejando muy bien la tensión dramática. Pero hay un poco de todo: brujas buenas y malas, asesinatos, líos familiares, extorsiones... Lean, lean, y visiten nuestra provincia.
Patricia Vera, profesora de Lengua castellana y Literatura del IES Guadiana.
