miércoles, 27 de enero de 2021

 EL DIARIO DE ANA FRANK



Ana es una niña que en la última etapa de su niñez, y el comienzo de su adolescencia, tiene que esconderse en "la casa de atrás" para no ser deportada ni ella, ni su familia, ni otra familia amiga y un dentista, a los campos de exterminio nazis.

Aunque el trasfondo de la historia es terrible, puesto que viven escondidos, pasan muchas dificultades como hambre, frío, calor, soledad... etc, Ana cuenta su vida con ligeros tintes de humor y curiosidad hacia el mundo de fuera y hacia sus propios cambios físicos y mentales. De la mano de Ana vemos como  una niña se transforma en adolescente, y como los intereses propios de la niñez pasan a ser los propios de una chica de 13 años con un mundo nuevo por descubrir. Nada pasa desapercibido a esta sagaz escritora que nos describe con detalle cómo era la casa de atrás donde vivían escondidos y hacinados, las relaciones sociales entre los miembros de la familia, el valor de la amistad con los nuevos miembros  y con sus amigas de siempre, la perturbación de los cambios físicos propios de su edad, el desconcierto del primer amor y la atracción física, y la admiración hacia las personas que decidieron ayudarles.

Ana no se plantea la posible deportación como algo único de la población judía, a esas alturas de la guerra, y siendo su padre alemán, todos los convivientes de la casa saben que es deportado todo aquel que no es nazi y que pueda plantear un peligro para el nazismo. Es por ello que poco a poco, Ana va introduciendo lúcidos comentarios sobre la política del momento y el devenir de la guerra.

En agosto de 1944, la "casa de atrás" es descubierta y sus habitantes deportados. Ana muere de tifus junto a su hermana en el campo de concentración de Bergen-Belsen (Alemania) en febrero, a solo tres meses de terminar la II Guerra Mundial.

Su padre fue el único superviviente de "la casa de atrás" y en 1947 publica el diario de su hija Ana, como promesa cumplida y como memoria viva y latente del horror nazi.

Al diario de Ana Frank tiene un lenguaje conciso, amable, didáctico y conmovedor, y nos invita a reflexionar sobre la belleza de la vida y la visión en principio sencilla y, posteriormente, crítica y curiosa de la adolescencia. 

Ana Frank hubiera sido una gran escritora, a pesar de que este futuro se vio truncado por el totalitarismo y la exclusión, Ana nos enseña a mirar el futuro con optimismo, por muy difícil que tengamos el presente.

Carmen Arévalo (profesora de geografía e historia, IES Guadiana)

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