Autor:
Haruki Murakami
Comentario
Apasionante
libro donde se mezcla la realidad de la vida con acontecimientos
extraordinarios, de carácter sobrenatural, que llevarán al lector por un
sendero de desconcierto y locura, incapaz de conseguir entender lo que está
pasando, con un relato y lenguaje magistral
del autor que hace que el lector sea transportado a un mundo del que ya
nada puede llegar a extrañarle.
Murakami
nos narra la historia de un joven pintor de retratos japonés, cuya identidad no
se desvela, pues está escrito en primera persona, que tras su desconcertante
divorcio, emprende un viaje por el país, descubriendo un mundo, del que ya
estaba apartado, en una incesante lucha de encontrarse consigo mismo. Tras el
cual, se instala en la casa de la montaña del padre, también pintor, de una
amigo de universidad. En esa casa, que albergó la existencia de los últimos
años de vida de un pintor retirado del mundo, le pasarán los acontecimientos
más asombrosos y extravagantes que jamás viviera. Recién iniciada su estancia
en tan singular lugar, no puede resistirse al impulso de subir al desván, allí
se topa por primera vez con el cuadro que le cambiaría su vida. Envuelto como
si se quisiera ocultar en el olvido, allí estaba el cuadro de” la muerte del
comendador”, pintado por el dueño de la casa y del que no se tenían noticias de
su existencia.¿ acaso nunca debió hacerlo?, como si se tratará de una
maldición, de la que ya no había marcha atrás, la vida de nuestro protagonista
entra en un mundo de rarezas, que cada vez se va enredando más. Obsesionado con
el cuadro, percatándose de la existencia del personaje sin rostro, su vida se
convierte en una sucesión de hechos reales y fantásticos, donde acontecimientos
rutinarios y fantasmales se mezclan de forma que ya nada es verdad, y así tiene a bien de acabar la obra, con una
maraña de intrigas abiertas, como si fuera de hoy para mañana, enfadando al
lector, obligado a esperar dos años hasta la publicación del segundo libro, que
yo dejo para febrero, teniendo la suerte de no tener que esperar tanto.
Emilia Pérez García Muñoz (Profesora de Francés, I.E.S Guadiana)
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