miércoles, 27 de marzo de 2024

  LAZARILLO DE TORMES 

¿A quién no le gusta un clásico? O mejor dicho, ¿quién no conoce una obra clásica de la literatura española aunque no la haya leído?

El Lazarillo es ese libro que a todos nos has llegado de una forma u otra, bien porque en el colegio han hecho leer a los niños fragmentos adaptados de la obra, porque en el instituto se estudia y, en muchas ocasiones, se lee este clásico, por la película que protagoniza Fernando Fernán Gómez... Incluso en el 2001 se estrenó una película de este personaje (que hoy se puede ver en Disney Plus) donde se nos presenta a un Lázaro adulta que demuestra que su forma de vida se debe a la necesidad de huir del hambre. Por tanto, es una continuación del tratado VII que poco o nada tiene que ver con la obra, pero que permite que el lector se haga una idea de cómo continuó su vida tras el último capítulo. 

Yo no leí el Lazarillo en el instituto, pero después, cuando estudié la carrera de Filología Hispánica sí. Nuestro profesor nos hizo desmigarlo y analizarlo al más mínimo detalle, desde las referencias cultas que aparecen, el lenguaje vulgar, la crisis social, las alusiones históricas, interpretar el tratado IV... Aquello que a algunos hizo aborrecer la obra, a mí me provocó cada vez más y más curiosidad. No me canso de leerlo. 

Este curso, en 3ºESO hemos leído una adaptación de la obra hecha por #RosaNavarroDurán para la editorial Edebé. Aquí encontramos unas anotaciones de la autora que atribuye la obra a Alfonso de Valdés. Fue interesante explicar las teorías sobre el autor de la obra, pero más interesante fue leer la obra todos los viernes en clase con los alumnos, pues no es lo mismo que ellos solos la lean sin entender nada del contexto que leerla en clase y comentarla. También fue emocionante tener un encuentro online con Rosa Navarro para que hablase en primera persona sobre sus investigaciones. 

Leer esta obra no ha quedado en saco roto. Creo que los alumnos la recordarán. Además, en lugar de hacer el típico examen de lectura, fue mucho más interesante convertir el Lazarillo en cómic. Por lo que dividimos la clase en grupos, repartimos tratados y cada uno se encargó de dibujar en viñetas el tratado que les tocó. 

Todo esto para buscar el hábito por la lectura, fomentar el gusto por la lectura y, en particular, por la literatura de nuestra materia. 

Virginia Baeza, profesora de Lengua castellana y Literatura

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