Este mes de febrero apetecía rescatar viejos mitos de la literatura juvenil de todos los tiempos. Me he decidido por leer esta novela que siempre me llamó la atención. Todo el mundo conoce a Tarzán, el personaje principal. El cine, los comics, las series de dibujos animados se han encargado de que Tarzán se haya convertido en un icono del género de aventuras.
Edgar Rice Burroughs (1875-1875), el autor, era natural de Estados Unidos. Sus orígenes fueron muy humildes pero, como personificando el sueño americano, logró convertirse en un reputado autor de ciencia ficción y aventuras. Culminó varias series novelísticas como la de Tarzán, la de Marte, la de Venus, la de Pellucidar, la de la Luna, la de Caspak, etcétera.
La serie de Tarzán comprende un total de 24 novelas, iniciada con “Tarzán de los monos”, que es la que estoy leyendo en este momento. Me está sorprendiendo por la calidad literaria, la intensidad dramática y la acertada descripción de los paisajes selváticos del África Ecuatorial.
John Clayton marcha con su esposa embarazada a un destino en las colonias británicas de África, allá por 1888. Una serie de dramáticos acontecimientos los conducen a una vida en medio de la selva, rodeados de todo género de fieras salvajes. El hijo de ambos nace en medio de este escenario, y se queda huérfano al poco tiempo. Kala, una primate, lo cría y lo saca adelante. El niño va creciendo, y su debilidad de la infancia es compensada por una mayor inteligencia e iniciativa. Estas prendas le permiten hacerse al cabo del tiempo con el liderazgo de la manada de primates.
El libro hay que leerlo. No tiene desperdicio.
Julián Maestre (profesor de Física y Química en el IES Guadiana).
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