Nos
hallamos ante uno de los libros más importantes de nuestro tiempo. Los que tenemos
cierta edad asociamos esta novela con la película que el director francés Jean
Jacques Annaud realizara en 1986, contando con el actor escocés Sean Connery en
el principal papel protagonista.
El libro
supera con creces los típicos esquemas del bestseller. Pese a desarrollar una interesante
trama detectivesca, acerca de una cadena de crímenes cometidos en una aislada
abadía del norte de Italia, Umberto Eco, el autor, dejó claro que esto no era más que una
mera excusa para ofrecer un marco narrativo al rico material cultural que
ofrecía.
Me
he leído el libro en cuatro ocasiones. La primera vez, allá en mi adolescencia,
apenas si me pude empapar de la trama detectivesca. En mi última lectura, ya
con un mayor bagaje de conocimientos históricos y filosóficos, he podido
saborear la novela en todas sus facetas. Es un libro escrito, como el autor
indica, en plena madurez, y yo añadiría que para disfrutarlo del todo es
necesario tener unos años a las espaldas y alguna experiencia de vida y
estudios.
La novela
fue publicada en 1980, y supuso todo un hito en el mundo editorial. Umberto Eco demostró
ser un autor de los de verdad, más interesado en lo que quería expresar que en
las cifras de ventas.
Guillermo
de Baskerville, Adso de Melk (trasuntos de Sherlock Holmes y el doctor Watson) aún
andan por los reinos de la imaginación resolviendo los crímenes de la abadía y
ofreciéndonos una apasionante semblanza del convulso siglo XIV, donde el poder
temporal y el espiritual comenzaban a delinear sus fronteras. Toda una acertada
urdimbre de historia, religión y filosofía.
Es uno
de los libros que nos han de acompañar en algún momento de nuestras vidas,
independientemente de que visualicemos la estupenda película inspirada en el
mismo.
Julián Maestre (Física y Química).
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