domingo, 2 de diciembre de 2018

Las cuatro plumas, de A.E.W. Mason




Esta novela ha conocido numerosas adaptaciones cinematográficas, pero ninguna de ellas ha podido superar su encanto. En sí misma, es una película: una sucesión de imágenes y paisajes de gran belleza, un lenguaje sencillo, transparente y poético, sabiamente dosificado, sin llegar a atosigar; una trama absorbente que te lleva casi a devorar el libro de una sentada; y valores…, valores que en un primer momento pueden parecer anticuados,  si bien en la intimidad del corazón siempre tienden a rejuvenecer: amor, sacrificio, heroísmo, humildad, grandeza de alma...
Se trata de una novela que, aunque la releas sucesivas veces a lo largo de los años, siempre te deja la impresión enorme de la primera lectura de juventud.
En mi caso particular, vi la película antes de la lectura, una película que me encantó y me sirvió de estímulo para enfrentarme a la novela. Sin duda alguna, el libro supera cualquiera de sus adaptaciones cinematográficas. “Las cuatro plumas” te hace apasionante el hecho de imaginar: visualizas fácilmente las escenas y te ayuda a disfrutar de la belleza de las palabras y su poder evocador. He perdido la cuenta de las veces que he releído este libro, y nunca me he sentido defraudado; siempre he encontrado nuevos detalles que aportan solidez a la historia y predisponen al gozo de la lectura.
Por cierto, el capítulo XVII hace un guiño a la materia de la que soy profesor. Lleva por título: “El coronel Trench finge conocimientos de química”.
No daré muchos detalles: En la Inglaterra de finales del siglo XIX (época victoriana), Harry Ferversham es un oficial del ejército británico a quien la vida sonríe. Está a punto de casarse con una bella muchacha y cuenta con el afecto de tres fieles amigos, oficiales como él. Temeroso de perder esta felicidad, y ante la entrada en guerra de Inglaterra con una serie de tribus belicosas del Sudán, Harry incurre en un acto de cobardía. Esto provoca la ruptura de su compromiso con Ethne Eustace (su novia) y el desprecio de sus amigos. Cada uno de ellos le hace llegar una pluma, que en aquellos tiempos era como llamarte “gallina” (cobarde), un verdadero drama en la Inglaterra victoriana. Desde las sombras de la degradación de su vida, Harry decide redimir su honor, sin ilusiones de lograrlo y sin esperar nada a cambio. Debe conseguir devolver las plumas a sus dueños con verdaderos actos de valentía… Si queréis saber si lo logra, tendréis que leer el libro.
El autor es A.E.W. Mason (1865-1948), un fecundo escritor inglés de novelas de aventuras y policíacas. Aparte de las cuatro plumas, escribió “El misterio de la Villa Rosa”, “El último tigre”, “El prisionero en el ópalo”, “Miranda la del balcón” (de este último libro os hablaré en otra ocasión; como adelanto, os diré que hice un viaje a la ciudad malagueña de Ronda influido por su lectura). He tenido el placer de leer estos libros, pero ya no son fáciles de encontrar, ni siquiera en internet; están descatalogados.
Sin embargo, “Las cuatro plumas” está al alcance de todos y se encuentra con facilidad. La editorial Edhasa lo reeditó en 2005.
Atrévete a leerlo. Te dará vida y emoción.

Julián Maestre (Física y Química).

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